Parsec

El blog para todos los amantes de la ciencia ficcion y la literatura fantastica..."la imaginacion es el santuario del hombre y su esperanza"

Thursday, September 27, 2007

Batalla por las Tierras de Arathi

Una Zona difícil de conquistar

En la zona de las Tierras Altas de Arathi la Horda y la Alianza se libran una lucha sin cuartel por el control de los recursos vitales.
Aquel que domine la región, dominara la batalla por la Cuenca de Arathi.
El viento de la guerra sopla con furia sobre la región, la violencia arrasa la tierra, la alianza y la horda no se dan cuartel.

Somos catorce, dos grupos. Esperamos refuerzos, en fin, siempre se esperan refuerzos. Del otro lado se ve el campo, las granjas, aserraderos, minas y herrerías que debemos conquistar y conservar si queremos que los ejércitos de vanguardia no sean aislados y privados de suministros: La región es la clave.

Hay dos caminos que se separan, uno sube hasta el aserradero, el derecho, y el otro desciende por la izquierda hacia la mina. Frente a nosotros, los establos, mas allá pasando el lago y al medio, la herrería y tras ella la granja.
Sabemos que la Horda esta ahí, invisible aun, detrás de las lomas, en movimiento, hacia nosotros, directamente hacia nosotros.

Un tambor comienza a resonar, como un enorme latido, como el palpito de una tierra que esta a punto de abrazar el fuego. Como el llamado de un dios sediento, que hace sonar sus pasos, y que hace vibrar el mundo. Los hombres están nerviosos: somos menos y los rouge han demostrado su ferocidad.
Pero somos guerreros de la Alianza, y nuestra lucha es justa, lo mas justa que podría ser pelear por nuestros hogares y nuestras familias.
Somos lo único que se interpone entre nuestro amado mundo, en el cual nacimos y crecimos, en el cual amamos y vivimos, y por el cual ahora estamos dispuestos a morir por preservarlo.
Cada hombre, elfo, enano u gnomo a mi costado ora en silencio a su dios. Yo, que tantas veces he implorado ayuda, se que la voluntad de los dioses es un capricho de mujer. Solo espero que si no ayudan, por lo menos no estorben.
Alguien murmura "preparados", el tambor acelera la cadencia. La primera consigna es correr, correr lo mas rápido que se pueda, hacia las bases que hay que proteger.
El comandante grita, "la horda ha salido, ahora es nuestro turno, sin cuartel!", grita, gritamos, y todo lo demás se vuelve secundario. Solo una cosa importa, destruir , destruir a la horda, y vivir, un día mas.
El camino es cuesta abajo y todos nos lanzamos por el. Los que llegan primero colocan la bandera en los establos, los otros continúan corriendo, unos hacia minas, a la izquierda, yo con los otros a derecha, subiendo una empinada colina al aserradero.
Una trompeta suena, señal que la horda ha tomado la granja, nosotros , los establos. Llego al aserradero, no hay aun nadie, detrás mio un guerrero y un gnomo mago cubren la posición. Rápidamente coloco la bandera, y la señalo como posición de la Alianza. Suena la trompeta que lo anuncia, en seguida vuelve a resonar, La herrería también es nuestra. La lucha parece concentrarse en la mina, aun no hay señales del resultado.
La horda parece vacilante, su ataque sin fuerza, su determinación, débil. Desde lo alto del Aserradero veo el campo con los colores de la Alianza, los rojos de la Horda, ocultos, casi no se les ve. Me lleno de optimismo, el viento mismo parece darme la razón, me acaricia el rostro. De pronto, y surgido de la nada, un golpe me deja sin sentido por un momento, incapaz de moverme veo como ataca a los otros dos, sorprende también al segundo guerrero, pero el mago logra inmovilizarlo unos segundos. Salgo del aturdimiento para ver aun pícaro de la horda saltar en círculos al rededor del guerrero, hasta acabarlo, el mago ha recibido un golpe y esta temporalmente aturdido. Me lanzo contra el con toda la furia que puedo, logro asestarle dos golpes pero el sigue saltando en círculos alrededor mio. Y comienza a hacerme daño. No logro darle un buen golpe, por cada uno que le doy, el me da dos o tres. El mago se repone, lanza un hechizo que lo congela, tiempo para reponerme, cuando sale del letargo una explosión de fuego y dos golpes mios lo ponen casi fuera de combate.
El pícaro se debate con ferocidad y agilidad, salta para evitar hechizos y golpes, yo también estoy casi al limite. Se acerca a la cornisa, prefiere saltar a morir en nuestras manos.
Tres para acabar con un solo pícaro. El viento ya no sopla suave sobre mi rostro, ha cambiado de rumbo.

Al momento suena una trompeta, la horda ha tomado la mina. La horda ahora toma dirección de la herrería. Sumergidos por los rouge, esta cae sin remedio, el paisaje cambia rápidamente de color. Una marea roja parece sumergir el campo.

A herrería, rápido, la vamos a perder!
Corro hacia el centro, a reunirme con los que quedan, los pocos que quedan.
Un guerrero hace frente a un pícaro y un guerrero. Cargo sobre ellos, mi ayuda de nada vale, cae rápidamente. Mis golpes parecen no hacer efecto sobre el guerrero. Ahora también hay un sacerdote sobre mi, un hechizo comienza a robarme la vida como un chorro de luz que sale de mi cuerpo. Retrocedo hasta encontrar a un paladín enano, que lucha con ardor, el logra acabar con un mago de la horda pero ya tiene un chaman sobre el, antes logra curarme un poco, me da un poco de tiempo. Juntos los dos, al parecer, los únicos que quedamos, luchamos sin esperanza: Seis hordas nos rodean. Los últimos momentos , siquiera puedo moverme. Caigo al mismo tiempo que el enano.

Una trompeta suena: La Horda a tomado la herrería.

Los que renacen se agrupan rápidamente, al lado de establos, para atacar. Todos van sobre la mina. Error, la Herrería es la clave. Tarde para corregirlo.
Renazco y sigo a los demás, aun tenemos la ventaja, si retomamos uno de los sitios, la mantendremos.
En el camino descendente que da a la mina la batalla esta en su furor; Los nuestros han conseguido avanzar hasta casi la bandera enemiga. Pero a que precio, mas de la mitad han caído. Los rouge que quedan son menos pero están frescos, y al parecer mejor coordinados. Caen al mismo tiempo sobre uno, luego otro, y otro. Los que caen y tienen que renacer, pierden un tiempo precioso; En la mina, las cosas van de mal a peor. Los guerreros que quedan terminan por caer ante la brujería de la Horda. Yo incluido. Mi odio por los brujos, magos y sacerdotes, que luchan a distancia, tiene ahora justificativo.

Suena una trompeta, la Horda tiene el Aserradero.

La Alianza ahora no controla sino los establos, estamos reducimos a la mínima expresión. Al regresar al campo de batalla, las fuerzas de la horda ya están sobre nosotros, en los establos. Un paladín de la horda hace su tercera víctima , el solo, "pero que tienen estos que nada les afecta??" grita alguien. Tengo el mismo sentimiento de frustración. Parecieran casi inmunes a nuestros ataques.
La situación es dramática, hacen falta tres para terminar con algunos pícaros o paladines de los rouges.

Una trompeta suena: La Horda tiene los establos.

Es el derrumbe, si no recuperamos los establos , todo estará perdido. Al revivir, encontramos al enemigo en nuestro propio cuartel. Estamos arrinconados.
Un minuto se sucede con tal lentitud, en medio del caos de gente que revive y muere sobre los hechizos y golpes de los rouge. Los gritos pidiendo refuerzos y ayuda de un lado al otro no cesan.

Una trompeta suena: La Alianza ha tomado la granja.

Bravo! Un respiro, la presión cesa un poco y podemos retomar los establos. Un pícaro nuestro ha podido escaparse hasta la granja y recuperarla.
Nos dividimos, para ir por la herrería y la mina. Otro error.
Voy con otros seis por la herrería, al centro. Una trampa, una carnicería. Entre los golpes de pícaros encubiertos, los hechizos de sus malditos brujos y los golpes de gracia de sus paladines yo soy fulminado a los pies de la bandera, sin haber siquiera logrado tocarla.

Una trompeta suena: La horda ha recuperado la granja.

Regresamos al combate con coraje. Junto a nuestro ultimo baluarte, los establos. Los rouge suben por la mina después de haber eliminado al grupo que lo ataco.
La batalla se centra en el terreno entre los establos y el lago. Luchamos no ya para recuperar el terreno, sino por sobrevivir.

Para nosotros no sonara mas una trompeta. Para nosotros ese día, solo sera el silencio.

Crónicas de Aetius

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Larga fue la batalla por lo que leo amigo Aetius y dura sin duda, mas no debeis desanimaros pues aun se pueden recuperar esas tierras.
Solo sera cuestion de tiempo y organizacion para que la Alianza arremeta contra ellos y esta vez no los pararan los Hordas, sean orcos, elfos de sangre o trols.
Ya podran mandar todo lo que tienen que caeran a nuestros pies y vos estareis alli para verlo :).
Soy de las que no da batalla por perdida sino por apredndida y vos deberiais hacer lo mismo, nada esta perdido sino se rinde uno y la Alianza jamas se rendira.

7:45 PM  

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